El otoño trae cosas particulares y una de ellas es el color rojo en las hojas de erable, ésa es la hoja que aparece en la banderita canandiense y justamente se debe a su árbol típico, como anécdota cuando llegamos la había confundido con las hojas de parra que se dan en los viñedos mendocinos. Junto al colorido de sus hojas también es la época de preparativos para Halloween, donde las casas empiezan a adornarse con citroulles especies de zapallos típicos y escobas de bruja. Este año nos toca empezar con esta costumbre y será algo modesto, sin embargo es también una forma de integración a las tradiciones del hemisferio norte, aunque ya también extendidas a nuestros terruños. En otro momento me extenderé un poco más del día de Halloween pero para darles una idea, en general, la gente gasta mucho dinero en comprar estos adornos y golosinas y, en cierta forma, es una época previa al tiempo de fiestas de fin de año. En el caso de los neo-canadienses, debemos ser más simples en los festejos, pero no por eso ausentes, en todo caso es una cuestión de circunstancias, esperemos no abusar de este consumismo. Hasta la próxima.
sábado, 6 de octubre de 2007
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1 comentario:
Hola, Walter!
Muy interesante post. En estos días varias personas se han referido en sus posts a las fiestas de octubre, Halloween y el Día de Gracias.
Lo que me parece interesante no es el hecho de las fiestas en sí, sino la necesidad de adoptarlas para ir logrando esa integración: mental, emocional y sobre todo familiar - comunitaria.
Es como si una mayor participación en estas festividades que originalmente no eran nuestras, nos permita cristalizar un poco más el "ser" quebequenses o canadienses.
Y eso no tiene que ver sólo con el consumismo, no, es un estado mental ¿o no?
Saludos!
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