Mucho se habla en estos días de la crisis económica mundial y poco aún de cuál serían las soluciones para afrontarla. Sin ser tampoco especialista en materia económica sí puedo decir que después de vivir 40 años de crisis tras crisis en mi querido país, sé cómo se vive en tiempo de crisis. Creo que los inmigrantes tenemos todos algo en común en este caso y es que sabemos que se vive como se puede y de lo que se puede, a veces eso es toda una virtud. En los países desarrollados aplican recetas ya conocidas tal vez de crisis pasadas sobre todo de los años '30. Ahora bien, las realidades no son las mismas y todos sabemos que son tiempos duros donde hay que ajustarse los cinturones. El problema es algo todavía impreciso y nadie sabe quién pagará los platos rotos, en fin, si las cosas son cíclicas, sí sabemos, son los países más pobres que van a pagarlos y eso es lo triste. En estos tiempos lo que sucede en estos lares del norte son las minimigraciones, que significa que donde van cerrándose fábricas y puestos de trabajo, la gente busca en otras ciudades y levantan carpa como diríamos y van tras la perla perdida.
Alguien dijo crisis es tiempo de cambio, quién sabe si eso es bueno o malo, lo importante es no perder las esperanzas y avisorar qué puede ser positivo para poder ser parte. Habrá que aprender a escuchar qué dicen los genios de los nuevos paradigmas, muchas veces filósofos teóricos que viven en otro mundo y aconsejan cosas que sólo una minoría puede realizar y bueno, el resto de los seres mortales acompañar ese circo. A pesar de todo, yo creo que lo importante es creer en nosotros mismos y en nuestros valores, sin perder nuestros propios objetivos y lo que salimos a buscar cuando decidimos volar. Hasta otro momentum de reflexión.
domingo, 18 de enero de 2009
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