viernes, 30 de octubre de 2009

La subtilidad del idioma (* ver NOTA)

La subtilidad del idioma

Una de las grandes dificultades que los hispanoparlantes tenemos, sobre todo en las primeras etapas de residencia, es la de bien entender ciertas palabras que tanto en francés como en castellano (español) se asemejan. Sobre todo una dificultad importante es específicamente la relacionada con los números y si ese problema lo extendemos en los cursos de escuela o el aspecto laboral, pueden tener graves consecuencias que afectan y, a veces estresan, nuestro diario convivir. Un ejemplo concreto puede ser la semejanza en cuanto al oido hispanófono del número 6 (seis) con el número 16 (dieciseis) que en francés se pronuncia "zeize" (la z es como un zumbido vibrado), este simple e ingenuo hecho puede llevarnos a confundir una fecha de examen por ejemplo, o un número de sala o de lote, con lo cual el/la incauto/a que mal escuchó o tradujo ese numerito puede traerle serias consecuencias si no se apercató que tenía que preparar su examen para un 6 de mayo y no para un 16 de mayo, o si debía ir a una sala y no a la otra (y en Québec los edificios son complejos como laberintos), o si confundió el lote a enviar, etc. Otra típica muestra es el grupo de números que parten del 70 hasta el 90. En francés, todos los que lo hemos aprendido sabemos que 70 se pronuncia soixente-dix o sea 70 más 10 y no como por ejemplo en inglés (seventy), 80 es quattre-vingt (algo así como 4 veces 20) y 90, quattre-vingt-dix (4 veces 20 más 10), ni que decir si a eso queremos decir 1996: mil nef cent quattre vingt seize (1900 80+16). El tiempo es oro dicen pero cuando nuestro cerebro latino recibe un mensaje, supongamos que por teléfono nos mandan a comunicarnos con el 800 996 771 para una entrevista de trabajo, Uds podrán imaginar el estres que ello contrae cuando se quiere traducir ese número. Pero, para todo hay "trucos" a desarrollar, si estamos por recibir un llamado, preferible por ejemplo tener a mano un receptor de mensajes en el cual quede grabado para luego escuchar, re-escuchar y re-escuchar. Si estamos hablando "en línea" repetir a nuestro interlocutor lo que hemos escuchado para validarlo bien. Si podemos escribir un mail, hacerlo validar por escrito, etc. Otro "truco" que pienso es validarlo usando el inglés como lengua intermedia, eso ayuda, siempre y cuando nuestro interlocutor sea algo anglófono o medianamente instruido. Esos son algunas de las formas que incluso se pueden adaptar cuando aprendemos otros idiomas. Espero que eso ayude a los "primerizos".
* NOTA: Una vez publicada esta entrada tenía la intención de corregir el título pues lo que yo quería decir era "sutileza" y no "subtilidad", pero verán que todo tiene que ver con todo. Aún inconscientemente vamos cambiando en nuestra mente, las palabras y sus significados. Imagínense lo que les pasa a nuestros niños y adolescentes cuando deben hablar dos o más idiomas de forma corriente.

martes, 20 de octubre de 2009

Cuando fuera grande...

Alguna vez en nuestras infancias nos tocó pensar qué haríamos "cuando fuéramos grandes", por supuesto, mucha agua ha pasado ya bajo el puente claro. Bien, en ese sentido, algunos querrían ser bomberos, otros policías, otros ser rockeros, maestras, bailarinas en el caso de las nenas, y así. Mi sueño era ser "presidente", si tamaño sueño cuando lo imagino, qué responsabilidad, qué ingenuidad a mis 5 ó 6 años, pero no era grave. Sólo que claro, viviendo en épocas de dictadura sólo se podía pensar ser presidente siendo militar. Asi que mi dibujo de primer grado era bajando del avión con una banda presidencial y obviamente un hermoso uniforme de militar. Soñaba con ejércitos Sanmartinianos* y soldaditos de juguete. Ahora que pienso, qué bueno sería que cada uno reflexionara qué haría si fuera presidente de su país (o primer ministro para los que tienen otros sistemas), sin caer en ideas mundanas o prejuiciosas partidarias. Tenemos un mundo que se agota en recursos energéticos, un mundo con una pobreza galopante y hambriento y por otro lado un mundo indiferente y rutinario. Qué bueno sería transmitir a nuestros políticos qué queremos realmente para nuestros hijos en el futuro y qué esperamos para nuestros países. Tal vez un plan no muy ambicioso, pero que permita avisorar una esperanza, un plan que nos permita crecer dignamente, aprender, generar trabajo limpio, reciclar cosas, ayudar a limpiar este planeta hipercontaminado. Sabiendo que los recursos se agotan, es importante invertir en la educación y en la conciencia colectiva, pero también sobre todo en la investigación, generar tratados regionales, economías estables y proyectar un modelo dinámico pero con una base sólida partiendo de proteger las clases sociales aún las más bajas. La inseguridad se genera cuando se deja a los pobres en el completo desamparo y en la miseria. La inseguridad afecta toda la estructura social de un pueblo. Para solucionar los problemas de falta de recursos energéticos en los próximos decenios se debe pensar en dar apoyo financiero a los grupos científicos que estudian fuentes alternativas de energía. Caso contrario las crisis globales económicas van a ser crónicas. Los dirigentes de los países del tercer mundo deben madurar en el sentido de dejar sus disputas individualistas atendiendo al concenso político. No hay futuro sin acuerdos en bloque. Creo que la utopía y la imaginación nos debería inspirar un poco a cambiar. Creo también que este mundo necesita líderes con templanza y sabiduría sabiendo que el desafío es grande, pero esos líderes se forman, se educan, se templan con ideas nuevas y ahí es donde hago incapié en la escuela y en nuestra participación ciudadana. Hoy en día los medios de comunicación poco transmiten a los niños y jóvenes. No hay modelos a seguir salvo los de las pasarelas. Me pregunto dónde está nuestra responsabilidad social ? tal vez sólo Dios y nuestra conciencia tengan la respuesta. Sabiendo que es difícil un cambio, no es imposible, aunque lo parezca.